La investigación científica contribuye a cultivar el hábito de querer conocer cada día más acerca de lo que nos rodea, por cuanto permite establecer contacto con la realidad a fin de conocerla mejor y buscar solución a problemas que atañen al individuo y la sociedad en general. La cultura investigativa debe avanzar al mismo paso avasallante con la que avanzan los procesos de globalización, que lo hacen con rapidez, tratando de atraer al individuo y adentrarlo en éste mundo investigativo, que no sea tan solo de unos pocos, sino más bien que otorgue la posibilidad y oportunidad de poder crear, diseñar y construir el conocimiento a través de investigaciones que vayan desde lo individual hasta lo colectivo. Hemos visto que éste conocimiento del que se habla se puede generar desde las aulas, sin embargo, se aleja cada vez más del ciudadano o estudiante común.