El transcurrir de la historia ha llevado a considerar que el Estado, la seguridad y la policía han tenido una evolución funcional determinante en la vida de las personas y en la construcción de sociedades armónicas, creando herramientas que están directa o indirectamente regulando y controlando la existencia de la sociedad haciendo posible la seguridad; es evidente que la vida en comunidad crea vulnerabilidades que despiertan miedos en las personas, haciendo del Estado una necesidad para reducir o administrar los niveles de riesgo, sirviendo como mediador en los conflictos, evitando que se acuda a la violencia para resolver discrepancias y superar injusticias al evolucionar la sociedad. El Estado ha debido necesariamente cambiar para satisfacer las demandas sociales, en este accionar se dio comienzo a la policía en el siglo XVI, para estudiar la forma correcta como se debían administrar las sociedades, convirtiéndose posteriormente con la urbanización en un cuerpo que sin cambiar su filosofía preventiva, ha ido también adaptándose a los nuevos contextos sociales.