Nuestro mundo, inmerso en una degradación omnímoda, evidencia el agotamiento y ruina de una civilización regida por el lucro sin límites, donde la educación lejos de liberar conciencias, es parte del sistema que mantiene es statu quo. A partir del colapso civilizatorio, se infiere la forma de educación que lo ha permitido: pasiva, donde los sujetos son consumidores de información, individualistas, reduccionistas, mediatizados y pasivos ante los abusos del poder. En cambio, la educación participativa, basada en el ejercicio de la crítica penetrante, donde el alumno es protagonista en la elaboración de su conocimiento, forma sujetos con potencias cognoscitivas inusitadas, capaces de organizarse y sobreponerse a la degradación. Se contrastan dos tipos de proyectos vitales: los tácitos e individualistas propios de la educación pasiva, sintónicos con el colapso, y los deliberados y altruistas, empeñados en la lucha por la dignidad sublimada, anhelo de la educación participativa. Este libro, dirigido a educadores de todo tipo y nivel, atañe también a toda persona desencantada del mundo actual, que busca entender su momento histórico y aspira a una morada hospitalaria e inclusiva.