Una de las manifestaciones más sobresalientes de humanismo y creatividad es la Cultura Hispánica. Desde la Península ibérica, pasando por el Caribe hasta Tierra del Fuego encontramos muestras de este singular expresionismo; allí, en calles y callejuelas que desembocan en plazas y plazoletas donde se verificaron notables expresiones de fe, costumbrismo y trabajo, acompasado de soberbios complejos sacros, fiestas, romerías, peregrinaciones y regocijo popular, donde no está ausente el filón idiomático, la gastronomía y la idiosincrasia propia de esta porción del mundo, en el que pareciera que aun resuenan las rondallas, estudiantinas y quintetos con su clásica alegría, resultado de ese maridaje eterno entre Europa y el Nuevo Mundo. Toda esta simbiosis se fraguó en las universidades, colegiatas y escuelas de artes y oficios de donde saldrían los creadores de tamañas catedrales, pinturas y esculturas que son el orgullo de este bagaje que ha perdurado por siglos. Una gaita en Galicia, la universidad de Guanajuato, las fortalezas de los puertos caribeños o los pucarás andinos constituyen la esencia de esta fusión que es el receptáculo de lo que llamamos Cultura Hispánica.