A través de cada uno de los cuatro capítulos que integran este libro, he intentado explicar el modo en que la mediación judicial ha venido a cambiar la forma de hacer y pensar justicia. En este sentido, tratándose de un proceso que tiene por fin la humanización de las relaciones sociales quebradas por la judicialización del conflicto y la delegación de su resolución a un tercero desconocido que tiene la potestad para determinar lo justo y lo injusto en base a las verdades probadas en el expediente, la mediación aparece como un mecanismo de calidad que permite no sólo descomprimir los tribunales, sino lo que es más importante, darles a las partes un espacio de intimidad para que dialoguen, se manifiesten con la tranquilidad de saber que todo lo que se diga es confidencial, para que expresen sus emociones, saquen sus demonios y sanen las heridas que el conflicto ha dejado en cada uno de los protagonistas de la litis.