La utópica ilusión de los docentes es que sus alumnos puedan aplicar los “conocimientos adquiridos” en el sistema educativo a los diferentes contenidos abordados durante todo el ciclo escolar y también a su vida diaria. La realidad muestra que existe un abismo entre los conocimientos curriculares y la aplicación de los mismos. Cabaco (2001) explica: “…En la escuela [los alumnos] “aprenden” lo que los docentes les piden, adquieren el vocabulario científico y responden a las preguntas de los exámenes. Pero al regresar a la vida diaria continúan usando sus viejos conocimientos cotidianos y éstos pueden continuar durante años conviviendo con el conocimiento científico….” Lo que significa que el hecho de que el alumno responda con éxito a las evaluaciones escolares no garantiza que realmente exista un aprendizaje significativo. Es por este motivo que me interesa demostrar que el alumno puede mejorar su aprendizaje, siendo, la transferencia de los conocimientos escolares a otros contextos una excelente evidencia. Esta experiencia se ha realizado en escuelas públicas de educación primaria del sur de la Provincia de Buenos Aires.