En plena sociedad del conocimiento están emergiendo toda una serie de creencias del todo alejadas con este, como las pseudociencias y los movimientos antivacunas. Las vacunas son, probablemente, el mayor avance contra las enfermedades en la historia de la humanidad y, sin embargo, el movimiento antivacunas cuenta con un gran número de adeptos. Las consecuencias epidemiológicas a medio y largo plazo pueden ser fatales, como ya lo fue para el niño de ocho años de Olot (Gerona, España), por la pérdida del efecto rebaño alcanzado tras intensos programas de vacunación a nivel mundial.