Aprovechar la alegría que el contacto con el agua puede traer a los niños y niñas y proporcionar actividades que, además de los contenidos de la natación, sean sesiones que puedan producir una relación satisfactoriamente afectiva y ofrecer momentos de aprendizaje. Es evidente que trabajar la natación dentro de los principios psicomotores, tanto en el medio liquido como en cualquier otro medio, significa dar condiciones de instancias significativas, creativas, sin prejuicios y, sin embargo, buscando alcanzar de aprendizaje, cualquier que sea. No se trata solo de aprender a nadar. El “nadar” debe responder al deseo de los que están en el agua. Significa nadar con el agua y en el agua, con objetos, con su cuerpo, con el cuerpo de su prójimo, dejando que la afectividad pueda crecer libre.