Para México el año 2018 fue significativo, por los cambios que abrían de marcar un giro de ciento ochenta grados para la vida pública y privada de nuestro país. Y la inseguridad, se encontraba en ese contexto de cambio, siendo que fue el asunto número uno de los reclamos de la sociedad por arriba del tema económico. Pretendí a los largo de cuarenta y seis artículos de opinión semanarios, del mes de enero a diciembre, relatar el pulso de mi dolido México, desde la óptica estrictamente de la inseguridad y lo que se proponía, cambiar o desaparecer. Fue un año político en la extensión de la palabra, donde la elección presidencial del primero de julio definiría el camino que seguirá el país al año 2024. La llegada de la izquierda a la Presidencia de la República por primera vez en la historia subía la comentocracia con la atención fija en lo que podía pasar con el nuevo Presidente, Andrés Manuel López Obrador.Sin duda el impacto se vería reflejado en las políticas de seguridad y de justicia. Había que tomar nota de ello, y de cómo en doce meses iba a ver una mutación de la inseguridad, así como una gran apuesta al militarismo, el resultado de ello, está por verse.FSS.