La recepción o interpretación del Quijote hasta el presente ha sido errónea, aunque sería más justo decir disparatada, debido a que se ha insertado en un marco de pensamiento idealista que se impone en España a partir del siglo XVII homologándose al europeo. Así resulta también que este libro no solo expone el sentido evidente y fácilmente identificable de la novela cervantina sino que, a la vez, intenta mostrar al lector qué es el realismo, el español de los siglos XV y XVI principalmente, que, como ya viera bien Dámaso Alonso, no se identifica con la llamada novela realista europea del XIX. Si tenemos que decir, sin embargo, a quien se parece ese realismo, seguramente no tendríamos otra mejor referencia que la llamada Escuela Realista en Relaciones Internacionales. Así que la ejemplaridad que nos regala Cervantes se la dedicamos a ella.