A 25 años de la reforma previsional chilena, que instaló el sistema de Capitalización Individual como única alternativa jubilatoria para una gran parte de los trabajadores, el modelo logró éxitos importantes para el Estado, dueños de las Administradoras de Fondos de Pensiones, empleadores, cías. de seguros, mercado de capitales, tomadores de créditos, etc. Sin embargo, tal éxito no se refleja en las cuentas de ahorro de los trabajadores, que luego de 40 años de cotizaciones, sus pensiones no dan cuenta de ése gran esfuerzo, debiendo llevar una vida con escasos recursos y múltiples problemas. Esto, ha creado profundas brechas entre los trabajadores, algunos de los cuales aún mantienen privilegios de un sistema de reparto, otros se encuentran prisioneros en un sistema de capitalización, y aquellos que pueden acceder a grandes sumas de dinero por años de servicio. El sistema requiere una profunda reforma estructural, que permita una real participación de los dueños del capital; aumentar su cobertura; solidaridad; transparencia, y terminar con el lucro. Fortalecer al Estado en su rol subsidiario, regulador y garante de un sistema previsional que sea aceptado por todos los chilenos.