Chile ha sido destacado como modelo de desarrollo desde su retorno a la democracia a fines de los años noventa. Su economía creció y sus niveles de pobreza disminuyeron significativamente. No obstante, su desigualdad socioeconómica se ha mantenido relativamente estable por décadas. Este libro indaga en la tensión que experimentan los actores claves de las políticas sociales de la época entre abordar pobreza y/o desigualdad. Analiza cómo estos sujetos adoptan y adaptan paradigmas en disputa e ideas de equidad que promueven organismos internacionales. Permite conocer sus visiones e ideas menos conscientes y las estrategias que ocupan para enfrentar aquella tensión. Es útil para quienes se desempeñan en el campo de la política social. Ofrece un mapeo de los diversos encuadres o "programas" que determinan las prácticas de quienes intervienen en ella. Pone en evidencia la importancia de las dimensiones subjetivas y culturales en la evolución de las políticas públicas.