Nuestro concepto de las cosas, y de la relevancia económica y social de las mismas, ha ido variando con el paso del tiempo. En la antigua Roma, era capital la división entre cosas mancipi y nec mancipi, siendo aquellas las más importantes tal y como cuadraba en una sociedad agraria y pastoril. Con el correr de los siglos el enfoque cambió. Si bien aún estábamos en tiempos de Roma, ahora la magna clasificación distinguía entre muebles e inmuebles, siendo éstos los más relevantes para el Derecho, y este criterio se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Palabras como "hacendado", "terrateniente", "estanciero", nos siguen todavía ahora dando idea de riqueza y poder. Pero según la teoría que se ha tratado de dearrollar en este trabajo hemos vivido una nueva mutación, ahora la clasificación más importante distingue entre cosas registrables y no registrables, refiriéndonos al aludir a las primeras a aquéllas que se registran para proteger a su dueño. Entre éstas siguen estando los inmebles, obviamente, pero no ya en soledad.