El fundamento epistémico que sostuvo la idea de educación racionalista donde el profesor enseñaba y el alumno aprendía, sin considerar su cultura, intereses, emociones, necesidades restringiéndose el pensar, sentir, actuar perdió legitimidad en la sociedad contemporánea; dominada por dispositivos tecnológicos que permiten acceder a la información por diferentes y variados medios. En la actualidad el sujeto se forma y se transforma permanentemente mediante la interacción social. Dentro de este contexto la actual misión de la escuela, solicita un nuevo orden organizativo, metodológico, didáctico, capaz de admitir una nueva relación entre escuela y comunidad, entre docente y discente, que apuntale a resignificar el sentido humano de la pedagogía. Enfrentar los desafíos del tercer milenio exige una transformación en las prácticas educativas. Las nuevas tendencias apuntan hacia la humanización del ser, en tanto atienda la formación integral del educando de manera que posibilite la formación para la nueva civilidad.