Se estima a nivel mundial que 9,6 millones de personas enfermaron con tuberculosis (TB) en el 2014, de los cuales 1 millón de niños. La TB casi siempre se transmite del adulto, en general bacilífero, al niño. Cuando se descubre un enfermo con TB, sus contactos deben ser siempre investigados. La Organización Mundial de la Salud recomienda que todos los países tengan en sus programas de control de la TB estrategias para el estudio de los contactos y la administración de terapia preventiva para tratar la infección latente por TB en niños. La reacción tuberculina es una prueba cutánea que sirve para identificar personas infectadas por el bacilo de la TB. Otras pruebas inmunológicas, como los IGRAs se han empleado, pero presentan ciertas restricciones. El diagnóstico de TB en niños es más difícil que en los adultos. En general niños no son baciliferos, por eso se puede usar un sistema de puntaje que prescinde de dados bacteriológicos. La TB en adolescentes (10 a 19 años)tiene presentaciones própias en este grupo. La expectoración es fácil de obtener y la enfermedad puede ser confirmada por métodos bacteriológicos o moleculares.