La lectura de documentos de época muestra que la verdadera intención de extender los dominios del Sur del Brasil, no solamente fue anexar tierras ricas en pasturas y aguadas, sino aprovechar la existencia de una poderosa ganadería, multiplicada por miles de reses vacunas a partir de las primeras que introdujo Hernandarias en 1611 y de las segundas en 1617. Este asunto de cuyo valor económico tuvo noticias por sus agentes en Brasil, la Corona portuguesa lo mantuvo en absoluta reserva y oficialmente invocó la Bula del Santo Padre Inocencio XI de 1676 que extendió la Prelacía de Rio de Janeiro hasta la isla de San Gabriel y fue usado por D. Pedro en “Noticia e Justificam Nova Colonia do Sacramento”, en la reclamación de 1681 aduciendo legítima propiedad. Desde hace algunas décadas, trabajé simultáneamente y en forma comparada la historia regional y su estrecha vinculación con la turbulenta política europea de gran parte del siglo XVIII, que pone al descubierto la fina urdimbre política de ingleses, holandeses, franceses, y portugueses en contra de España y sus intereses coloniales en una región con una importante vía fluvial que desemboca en el Atlántico Sur.