Existen muchas y muchos docentes que se preocupan por el bienestar de las niñas y los niños atendiendo a sus necesidades e intereses e intentan que construyan un sentido propio de todo lo que aprenden. Sin embargo, en los últimos tiempos se le está dando demasiada importancia a los problemas que hay en el sistema educativo. Es cierto que existen muchos aspectos mejorables, pero también debe reconocerse lo bueno que ya existe. En ese sentido, esta investigación nació de una inquietud por comprender el sentido de la docencia para una maestra cuyo quehacer pedagógico estuviese centrado en las cualidades que he descrito anteriormente. También nació de una convicción personal de que la crítica hacia el profesorado cuya metodología sigue muy arraigada con el modelo tradicional de escuela, no propicia que pueda producirse un cambio en sus maneras de vivir, sentir y entender la profesión docente. A partir del reconocimiento y la valoración del trabajo que realizan diariamente muchas maestras y muchos maestros es posible que el resto se contagie y sienta una necesidad de dar un giro en sus maneras de estar y ser en la escuela.