El trabajo de Doudtchitzky muestra cómo se construye una política social de microcréditos desde la perspectiva de sus protagonistas. La particularidad del caso radica en que se trata de una política social imbuida y definida a partir de ciertas imputaciones morales, ciertos valores como la “solidaridad”, la “confianza” y la “honradez”. Específicamente, la autora indaga en los procesos sociales responsables de conferirle el contenido ético y moral a dichos valores en la implementación del Banco Popular de la Buena Fe, convirtiéndose -ellos mismos- en objeto de constantes negociaciones. Las relaciones sociales e intercambios promovidos en el marco del programa se inscriben en una “economía alternativa” que busca legitimarse en la lógica del don. La hipótesis que guía la investigación de Doudtchitzky se podría formular en los siguientes términos: a partir de la entrega de los créditos se instaura una obligación que es objeto de un trabajo de transformación simbólica que trasciende el plano económico para inscribirse en términos de una obligación moral. Y esta obligación moral se constituye en uno de los mecanismos a partir de los cuales se podría explicar las altas tasas de retorno.