Algunos años atrás Henri Lefebvre describió a la ciudad como el trazado de la sociedad sobre el suelo, por ello y cuando en algunas partes de este libro pudiéramos coincidir metafóricamente con ello, también nos acercamos a quienes afirman que hoy, la ciudad puede llegar a ser una idealización de lo que ocurre en el territorio. Por lo mismo, las transformaciones espaciales no serían más que consecuencias de cambios que sucedieron antes. Sin embargo, consideramos que ambas perspectivas pueden ser concurrentes, toda vez que las transformaciones del territorio no sólo son consecuencia sino que pueden llegar a ejercer como mediadoras simbólicas, cognitivas y prácticas entre el comportamiento social y la materialidad de los lugares. En el caso de la ciudad de San Luis Potosí, su origen novohispano y sus trasformaciones liberales y modernistas, son el motivo para interpretar un proceso urbanizador de larga duración. En el cual, el espacio social ha demarcado territorios pero a la par - incluso con propósitos segregacionistas -, ha generado identidades que contrastando con su origen han enriquecido la experiencia cultural y sus significaciones con el transcurrir de más de 300 años.