La inquietud de estas investigaciones es el rastreo en pensadores latinoamericanos y europeos de la idea de historia que, tácita o explícitamente, sostiene sus teorías; “sostiene”, porque, en más de un caso no es la historia un problema sino un supuesto a partir del cual se legitiman las preocupaciones de cada teoría. En este sentido la historia no es resultado de un historiador profesional, cuanto una idea axial subyacente, algo que pertenece como forma previa al conjunto de ideas que cada estudioso tiene al emprender sus prácticas cotidianas de investigación. Este sentido de historia es el más cierto, por vital y preconceptual. La perspectiva desde la que se escribiera este texto, puede encuadrarse como filosofía de la historia. Esta propuesta recorre la tradición académica desde la filosofía moderna de la historia, filosofía en la que la historia ocupaba un centro indiscutible de fuerza: el poder de la historia. Con la clausura hegeliana consciente de la tradición se resquebraja la historia en el sentido indicado y es allí donde el discurso crítico inaugura, desde la sospecha, el camino de reversión que culmina en una concepción de historia asociada a la historia del poder.