Después de consumarse la independencia de México el nuevo gobierno mantuvo la comercialización del tabaco como uno de los rubros importantes de ingresos económicos. Si bien es cierto que en el pasado virreinal se prefirió la monopolización de la producción y comercialización del tabaco, en los primeros treinta años de vida independiente los gobernantes en turno optaron por dos medidas: la concesión del monopolio a favor de los particulares y el control del producto por parte de las entidades, territorios y municipios. El hecho de que se les haya dado preferencia a los particulares extranjeros y nacionales desató la proliferación del comercio de contrabando, la desarticulación del ingreso económico y, a mediados de siglo, las manifestaciones de rebeldía. Justo en una región del centro de México, el territorio de Tlaxcala, se constata el derrumbe de las ventas de cigarros y puros y, concretamente en la zona de Huamantla, las revueltas de comerciantes y hacendados contra el comercio exclusivo. Por la importancia y significación del proceso histórico tengo la convicción de que la investigación será de utilidad a los interesados y especialistas de la historia regional.