La actual sociedad demanda un cambio sustancial y dinámico en el ámbito educativo que permita establecer una renovada relación entre el docente y sus alumnos, contando con una herramienta significativa como LA AFECTIVIDAD, la cual puede rebasar los límites de lo físico y bloquear, inhibir y hasta impedir que el niño aprenda, toda vez que aprendizaje y emociones están estrechamente vinculados y relacionados con el desarrollo en distintas áreas tales como: cognitiva (conocimiento), social (interacción con otros), afectiva (construcción del ser), siendo realmente necesario desarrollar actitudes afectivas positivas que le permitan alcanzar al pequeño su realización personal. De ahí la importancia que tanto padres de familia como docentes conozcan cómo educar a los niños dentro de parámetros afectivos adecuados a fin de brindarles seguridad y confianza en sí mismos, autonomía e independencia en sus relaciones intrapersonales e interpersonales, permitiéndoles vincularse de mejor manera con su entorno social y haciendo de ellos, hombres y mujeres con metas fijas, conscientes de las limitaciones propias y con una visión clara de lo que queda por lograr.