El deterioro y/o daños causados en las estructuras durante su vida útil, son fenómenos que conlleva el paso del tiempo y representa un problema importante que ha conducido al desarrollo de nuevos materiales para el refuerzo estructural. En el caso de puentes, se hacen necesarias reforzar: estructuras afectadas por patologías inherentes a problemas de durabilidad, estructuras mal proyectadas y/o mal ejecutadas, dañadas por causas externas (impacto de vehículos, incendio, sismo), afectadas por cambio de uso o por un aumento de la carga de proyecto, entre otros. En años recientes se ha incrementado el uso de polímeros reforzados con fibra (FRP) debido a sus excelentes propiedades mecánicas y químicas, incrementando principalmente la resistencia y ductilidad en el caso de pilas de hormigón. Sin embargo, su aplicación requiere seguir investigando aspectos como la falta de códigos y normas, puesto que existen incertidumbres en las bases de cálculo para el dimensionamiento de este refuerzo, una de ellas está precisamente en los coeficientes parciales de seguridad para el hormigón confinado que se han propuesto, definidos mediante procesos de calibración basada en fiabilidad estructural.