El Cambio Climático se define como el aumento sostenido y generalizado de la temperatura promedio sobre la faz de la Tierra, generado por lentos cambios propios del planeta y la acción antropogénica, entendida ésta como el resultado no deseado del proceso de industrialización de las economías más avanzadas debido principalmente a la matriz energética de base fósil, ya que se refiere principalmente a “un cambio atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables” 1, y se relaciona directamente con el desequilibrio producido en el ambiente de la relación de los diferentes gases que lo componen. Entre ellos están los gases de efecto invernadero (GEI), que son “aquellos componentes gaseosos de la atmósfera, tanto naturales como antropógenos, que absorben y reemiten radiación solar.