La síntesis de los primeros hidrogeles se llevó a cabo en 1955 para su utilización como lentes de contacto. Ahora, después de casi 60 años, el número de aplicaciones tanto tecnológicas como biomédicas, de estos materiales ha aumentado de forma exponencial. Actualmente se utilizan en un gran número de aplicaciones, por ejemplo, en la agricultura y horticultura, telecomunicaciones, aplicaciones sanitarias, superdesecantes, fabricación de nieve artificial, aerogeles, en la eliminación de contaminantes del medio ambiente, ferrogeles, sensores, fabricación de músculos artificiales y tejidos, implantes, liberación de fármacos de forma controlada, marcadores de superficie, etc. En la actualidad los químicos han sido capaces de dotarlos de un cierto grado de inteligencia, lo que les permiten realizar funciones hasta la fecha asombrosas. Por otra parte, el avance en los procesos de polimerización por microemulsión, ha permitido obtenerlos de tamaño muy pequeños, del orden de unos pocos nanómetros, lo que unido a su posibilidad de comportarse de forma inteligente hará que en los próximos años sean también un eficaz medio para combatir enfermedades como el Alzeimer, cáncer, tuberculosis, etc.