El desarrollo de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y el surgimiento de la Internet, ha motivado el inicio de una nueva era en la forma de hacer negocios. El Comercio Electrónico se ha extendido por todo el mundo, y es que sus beneficios son inobjetables: celeridad en la negociación, reducción de costos, eliminación de intermediarios, eliminación de los problemas derivados de las diferencias horarias, entre otros. Sin embargo, las nuevas condiciones representan un reto para las legislaciones nacionales, que deben adaptar sus ordenamientos en aras de potenciar el uso del comercio electrónico pero garantizando el principio de seguridad jurídica. El ámbito fiscal no escapa a los nuevos retos que impone la Sociedad de la Información, pues los índices de riqueza continúan manifestándose en las acciones de los sujetos económicos, aunque se utilicen nuevas vías para ello, que en ocasiones no se ajustan a la configuración de los hechos imponibles. Cuba no escapa a esta realidad, por lo que este trabajo se encamina a analizar la posición de nuestra legislación fiscal ante el fenómeno del comercio electrónico.