La crisis económica de México ha golpeado fuertemente al medio rural, principalmente la región de la montaña de Guerrero, donde se encuentran los dos municipios más pobres de América Latina, es por ello que diversas regiones indígenas del país, han sido obligadas a experimentar una diversidad de estrategias económicas para lograr la sobrevivencia de sus familias. Debido a esto la migración, tanto interna como externa ha provocado una serie de cambios dentro de las familias y transformaciones en su vivienda vernácula. Parte de sus integrantes permanecen fuera de la región al trasladarse a campos de cultivo en el norte del país, o bien, durante varios años en el caso del desplazamiento hacia las ciudades y otros destinos fuera de México en una migración que puede ser cíclica, circular o permanente y en algunas ocasiones se involucran en el narcotráfico. La migración también ha brindado algunas alternativas de desarrollo encabezadas en este caso, por las mujeres indígenas que han tenido que transformar sus hábitos de trabajo y de vida. Ahora se han convertido en personas económicamente activas con ingresos insuficientes o que reciben y administran las remesas procedentes del exterior.