Nuestros hijos están en riesgo cuando no pueden elegir, o cuando pudiéndolo hacer prefieren abstenerse, y también cuando deciden hacerlo, pero lamentablemente lo hacen mal y se equivocan. Cuando no cuentan con límites claros que regulen sus acciones, quedan totalmente expuestos y vulnerables a consecuencias, que no siempre puede saberse la magnitud del daño que ello les trae. Y se llega a esa instancia cuando no hay nadie que los contenga o los ayude a repensar y asumir las situaciones de fracaso como situaciones de aprendizaje, como cosas de la vida misma. Prevenir los riesgos en la adolescencia supone, que podamos generar espacios de diálogo, de participación y de creación. Que podamos ofrecer a nuestros hijos, razones para vivir....