A menudo nos quejamos de la falta de dinero, pero cuando tenemos algo ahorrado no sabemos que hacer. Son muchas las opciones que podemos encontrar en el mercado y por desconocimiento optamos a que sea otro el que nos asesore y tome las decisiones en nuestro lugar. No obstante, a menudo desconfiamos de estos profesionales y decidimos que seremos nosotros mismos quien decidirá sobre el porvenir de nuestras inversiones. Es aquí cuando el pequeño inversor entra un inmenso océano lleno de posibilidades pero con importantes peligros que acechan en todo momento. El miedo, y nuevamente el desconocimiento, llevan al inversor a seguir las valoraciones y recomendaciones de analistas y expertos. En el presente estudio, intentaremos averiguar si las informaciones que recibe el pequeño inversor son beneficiosas, o si por el contrario carecen de credibilidad, lo que demostraría la inexistencia, por el momento, de una Bola de Cristal, que divisase el futuro.