La semiótica me abrió los caminos para entender la fragancia del Azahar de la India, la de los limoneros, cuyas hojas la desprenden, y la del toronjil en los patios del Caribe, especialmente, en la narrativa de Héctor Rojas Herazo. A esto se sumaría, la frase de Gabriel García Márquez, “el olor de las almendras”, la que rompería el velo para que yo pudiera clavarme de narices en este trabajo olfativo. Otro de los autores que me fascinó fue Patrick Süskind con su novela "El Perfume", obra que puso la cereza en el postre. No podría pasar por alto, referenciar a dos extraordinarios ensayistas: Sarane Alexandrian, novelista e historiador, con su Historia de la literatura erótica y a Gastón Bachelard que publicó: La poética del espacio, El agua y los sueños: ensayo sobre la imaginación de la materia, El aire y los sueños, autores que fueron base también para la investigación de estos apuntes.