Valledupar, en su historia, ha experimentado mas las desventajas de las bonanzas económicas, que sus mismas ventajas; y es que hablar de Valledupar, no es solo hablar de música, alegría y el calor de sus calles, sino es mencionar una ciudad ubicada en unas de las zonas rojas de Colombia donde las emigraciones forzosas de las poblaciones de sus áreas rurales provocadas por la amenaza guerrillera y paramilitar, ha sido junto con la corrupción pública y las desigualdades sociales los elementos determinantes en la configuración de las más precarias condiciones en las que vive un 43% de la sociedad valduparense. Aunque Valledupar ha recibido la bonanza minera, la algodonera, la ganadera y la marimbera; las riquezas y los fondos de esos dineros solo han quedado en pequeñas zonas urbanas arquitectónicamente muy lujosas y con autos que se desplazan por sus calles haciendo despliegues de poder y riqueza. Ellas, han influido en una nueva distribución de la tierra que generó mayor inequidad e influyó para que la pobreza se hiciera más renuente en la región. Y es que, en esta bella ciudad, hay ausencia de unas dotaciones iniciales que permitan el desarrollo de una vida digna de sus habitantes