El patrimonio cultural constituye una memoria colectiva y una rica herencia histórica ante la cual las generaciones presentes tenemos una irrenunciable responsabilidad ya que representa el testimonio vivo de lo mejor que han realizado multitud de hombres y mujeres de todas las épocas. Su conservación, por un lado, es mostrar el respeto que debemos hacia el legado de los que nos precedieron y por otro, al hacerlo entregamos el testigo de nuestra tradición cultural a los que nos sucederán. Así, el notorio interés que supone la conservación del patrimonio bibliográfico-documental y la contribución que a este efecto pueden prestar las Ciencias Biológicas a través del estudio de los agentes contaminantes y biodeteriorantes, implica la necesidad de conocer e investigar desde su dinámica ambiental hasta sus características morfológicas y fisiológicas para poder llevar a cabo una lucha biológica auténtica y eficaz que dé al traste con estrategias de conservación preventiva más eficientes. En el presente trabajo se aborda la problemática de los contaminantes fúngicos en el ambiente y sobre documentos atesorados en la Mapoteca del Archivo Nacional de la República de Cuba.