El SARS-CoV-2 ha cambiado durante los últimos tres años del presente siglo a nuestra humanidad, desde las medidas más extremas para evitar el contagio, como la distancia social de al menos 2 metros, el hecho de utilizar mascarillas para nuestras actividades cotidianas, los esquemas de vacunación, el evitar sitios donde se puedan aglomerar personas, imposibilidad de viajar en algunas ocasiones, utilizar soluciones con alcohol al 70% o el lavado con agua y jabón de nuestras manos de forma eficaz y eficiente, el hecho de al estornudar utilizar nuestros codos para minimizar esparcir gotas respiratorias potencialmente infecciosas al medio ambiente; todo esto, debido a un pequeño virus de ARN de solo 60-100 nm, llamado coronavirus, agente etiológico de la actual pandemia, la COVID-19, el cual es capaz de afectar por igual a todos los seres humanos sin distinción de sexo, raza, credo o si habitamos en un país desarrollado o en uno en vías de desarrollo. Nuestra realidad cambió en nuestros sitios de trabajo, nuestras visitas al cine, teatros o centros comerciales, los niños dejaron de asistir al colegio.