¿Cuánto ha cambiado la ciudad de Santiago de Chile a partir de los años fundacionales? Desde luego, sería irreconocible hoy en día la chatura y monotonía de esas casas de antaño, cuando predominaban el adobe y las tejas de arcilla. La Alameda –principal arteria de la capital chilena-, objeto de estudio del presente trabajo, es una clara síntesis de la vertiginosa evolución de la ciudad: la secuencia de construcciones, de uno o dos pisos, era sólo interrumpida por las iglesias que emergían de tanto en tanto, para producir una abrupta inflexión en la silueta edificada. Hoy día, en cambio, los edificios en altura se han multiplicado a causa del escaso control normativo. Las fotografías revelan, con elocuencia, los diversos momentos históricos que marcan la metamorfosis de la Alameda. Enfrentados a la realidad hoy día, ¿qué hacer con esta extensa avenida? Buscar la identidad perdida parece ser un trabajo estéril e innecesario. Es demasiada la responsabilidad que pesa sobre los hombros de quienes tienen la misión de devolverle algo de sus atributos perdidos. Pero hace falta intentar, al menos, una cierta unidad figurativa de su imagen, en favor de un escenario más grato a los sentidos.