Exigiendo la promesa de una vida mejor frente al abandono de un gobierno que no atendía a sus necesidades más básicas, los portugueses, ese pueblo al que uno de sus grandes poetas, como lo fue Teixeira de Pascoães, otorgó el adjetivo de saudoso, decidieron hacerse de nuevo al mar. Esta vez ya no sería para construir la historia de un imperio, sino una historia algo más discreta, pero no por ello menos trascendental: la historia de su experiencia migratoria, que incluye, de manera más especifica, la historia del surgimiento y desarrollo del sentimiento de la saudade como matriz sentimental para el grupo de emigrantes. La manera en la que se resemantiza la saudade en la emigración de los portugueses, es un ejemplo claro de la dinámica de los cambios culturales, del surgimiento de nuevas significaciones dentro de un grupo, de que la cultura, aunque permanente, nunca es estática.