El reclutamiento de menores ha sido una costumbre de constante uso, tanto por los ejércitos estatales como por las organizaciones subversivas o rebeldes que, aunque sin declararlo, tácitamente reconocen que “Los niños soldados son ideales porque no se quejan, no esperan que les paguen y, si les dices que maten, matan.”, como abiertamente lo declaró en alguna oportunidad un alto mando del Ejército Nacional de Chad. En Colombia, los grupos armados han utilizado la práctica de reclutar a niños y niñas, voluntariamente o por la fuerza, para utilizarlos como combatientes, sin importarles las consecuencias y vulnerando flagrantemente sus valiosos derechos fundamentales. A través de este trabajo investigativo se pretende dilucidar algunos aspectos del problema: ¿Cuál es la responsabilidad que por esta actividad se les puede atribuir a los sujetos activos de tales comportamientos? ¿Cuál es la responsabilidad que a los menores reclutados les podría caber por sus acciones? ¿Y cuál la actitud que debería adoptar la familia, al igual que la sociedad y el Estado, para la recuperación de estos menores?