Las ciudades colombianas mantienen vivos los imaginarios sociales y culturales de la marginalidad urbana construida en el Reino la Nueva Granada, escriturados como pliegues españoles en los edificios y las formas de sus asentamientos urbanos contemporáneos en Iberoamérica. Los textos más representativos de las culturas fundacionales que explican las contiendas ciudadanas entre conquistadores y conquistados demuestran que la marginalidad urbana lejos de ser un estado enfermizo de la sociedad, es una forma viva de cultura, de cuyas reducciones, integraciones y persistencias sociales y culturales, se forman las actuales sociedades y ciudades colombianas. La mirada alentadora del concepto de Marginalidad urbana, hizo que se entendieran los hechos edilicios y urbanos como receptores del fenómeno marginal, aceptando que su escritura sé impronta y se refleja en los pliegues de la Estructura urbana, en las paredes y los Espacios en donde estos fenómenos se desarrollan y se repliegan como en un palimpsesto en todas las dinámicas tangibles e intangibles de desarrollo urbano de nuestras ciudades.