Tener Fé, también es ser valiente y arriesgarse, caer y volver a levantarse; saber pedir ayuda, brindarla en el momento más oportuno, asir una mano y brindarla en correspondencia al más cercano sin distingos; escuchar esa voz interna que nos indica caminos, pausas, emociones; y sentir la alegría que el buscar ser pleno en lo material y espiritual nos da la certeza que nuestra Fé se debe depositar más como acción en el presente, aquí y ahora; podemos dejar el pasado atrás, dejar de sentir angustia por lo que no sabemos si sucederá ni el como. Tal cuál, vivir es un acto de Fé.