Empezaré desde lo más básico y elemental para mí. Mi visualidad es escasa. Sin mis lentes de contactos mi visión es casi nula. Esto es lo que me llevó en todos estos años que vengo trabajando sobre este tema, a intentar comprender un universo que no se mueve en la obviedad. No es obvio ver. Eso ya lo entendí. Y no es obvio que en artes visuales contemporáneas esa visualidad que la define, muchas veces sea la misma que se deje de lado. Sin embargo, esto sucede. Lo que analizo aquí es concretamente la compleja relación imagen-mirada donde cualquier viso de inestabilidad de una, desajusta las costumbres sensoperceptivas de la otra. La imagen como ícono, como ídolo y de estrecha relación con la memoria que la sostiene, como superación de la abstracción (en un sentido de indefinición y por lo tanto primeramente confuso), le otorga la estabilidad vital que el hombre necesita. Mónica Herrera.