El empleo de placebos se remonta a la antigüedad y probablemente muchos tratamientos empleados por la medicina hasta el siglo XX, en realidad constituían placebos. Para la moderna psicofarmacología, la necesidad de diferenciar entre el efecto terapéutico real de los nuevos fármacos y la mera sugestión, renovó el interés por el efecto de los placebos. Para el investigador clínico el placebo constituye un obstáculo, un factor de confusión al momento de evaluar la efectividad de un nuevo tratamiento. Para el clínico, en cambio, el efecto placebo puede contribuir de manera significativa a la curación de los pacientes, pero también puede causar daño (efecto nocebo). En los últimos años se han ido develando los mecanismos psicológicos y neurobiológicos de los placebos. Su administración puede producir cambios en los sistemas neuroquímicos asociados con el dolor, la ansiedad y los mecanismos de recompensa, o en los sistemas inmune y endocrinológico. En este texto se discuten los aspectos más relevantes del tema, desde sus antecedentes históricos hasta las investigaciones más recientes, con el fin de ampliar el conocimiento de los clínicos y de los investigadores en esta apasionante área.