La pobreza urbana, la desigualdad y la exclusión social son procesos que están íntimamente relacionados entre sí y que afectan a un amplio conjunto de la población. Sin embargo, tratar de distinguirlos analíticamente puede contribuir a comprender las características particulares de cada uno y la complejidad de los problemas que afectan de manera acumulativa a determinados conjuntos sociales; sobre todo y muy especialmente a las personas sin hogar (PSH), y que pretenden ser atendidos por las llamadas políticas sociales. La magnitud e intensidad del problema lleva a que la acción social del Estado, antes confinada al ámbito de lo estatal, adquiera un carácter público. El sinhogarismo es en la actualidad, el problema más grave de la exclusión social, y, no sólo en nuestro país sino en los países de nuestro entorno. La experiencia nos demuestra que todo el mundo puede verse implicado en una situación sin hogar, a pesar de que lo vemos como una circunstancia externa y que nunca nos afectará. Los profesionales en el ámbito de la intervención psicosocial consideramos de gran interés para las administraciones públicas, Ongs y el conjunto de la sociedad el estudio de este fenómeno.