Concebir el sistema musical occidental como un lenguaje nos permite relacionar el proceso de ejecución interpretativa con el discurso verbal; éste último construye su significado por medio de la articulación de los sonidos. El auge que ha tenido la guitarra como instrumento solista ha traído consigo la creación y adaptación de gran cantidad de repertorio. Junto a éste, desde el último siglo ha sido evidente el fortalecimiento técnico en la ejecución del instrumento; no obstante, no se ha concedido la misma atención al estudio de elementos propiamente musicales, como la articulación de los sonidos, que estructuran la intención del discurso musical. Mediante el empleo consciente de diferentes articulaciones en la ejecución interpretativa, se evidencia la necesidad de reestructurar los procesos de digitación del repertorio, tanto el que ha sido concebido originalmente para la guitarra como también las transcripciones-adaptaciones escritas para otros instrumentos y formatos.