Tradicionalmente, la evaluación de las acciones públicas se ha centrado en las políticas que el Ejecutivo diseña e implementa. Las legislaturas, en tanto, se asumen más como un actor evaluador, y menos como un potencial sujeto de evaluación. Sin embargo, esta visión se ha modificado en la misma proporción que la madurez democrática. Hoy en día no se puede explicar la democracia sólo como un sistema de gobierno en el que las autoridades son electas a través de procesos y reglas electorales equitativas, justas e imparciales. Un gobierno democrático, para serlo efectivamente, requiere de dos elementos: un ejercicio democrático del poder y un control democrático del poder. En cuanto al ejercicio democrático, existen mecanismos como el plebiscito o el referéndum para que la sociedad tome parte activa en las decisiones del gobierno. Por su parte, en torno al control democrático del poder, ya no bastan los mecanismos tradicionales, ahora la ciudadanía exige más y mejores resultados de sus representantes. En ese contexto, el desarrollo de una métrica que permita evaluar objetivamente el trabajo legislativo, buscar consolidar los esfuerzos de Parlamento Abierto en la rendición de cuentas.