La Guerra de Malvinas es de un abordaje inconstante en el cine argentino. El cine bélico tuvo resistencias para ser trabajado por el cine sobre Malvinas. Los problemas de articulación con el género datan de las primeras películas y se trasladan a nuestros días. A través del análisis de Los chicos de la guerra (1984, Bebe Kamín), el cortometraje Guarisove, los olvidados (1995, Bruno Stagnaro) y la película Iluminados por el fuego (2005, Tristán Bauer) se hace un recorrido por las problemáticas que tuvo el cine de ficción para tratar el conflicto desde la perspectiva del cine bélico. A su vez, se ahonda en los problemas del documental para mirar la guerra y se busca trazar puntos comunes con el cine británico a partir de la película Tumbledown (1988, Richard Eyre). El cine argentino se debe una película que retrate la Guerra de Malvinas desde una perspectiva épica, apelando a los recursos del género y desafiar los presupuestos del presente para honrar los acontecimientos que allí ocurrieron con la potencia del cine. La historia de los soldados en Malvinas es digna de ser contada.