Después de su jubilación del servicio diplomático colombiano, Enrique Arrieta Lara se dedicó a conversar con sus amigos y con sus familiares, principalmente con sus nietos, quienes ven en él a su mejor maestro. Sus constantes charlas con sus estudiantes sobre lo divino y lo humano lo motivaron a escribir algunas de las historias que les contó, y de las cátedras que les dio, para que queden de recuerdo indeleble, sobre todo a las futuras generaciones. Algunos de estos documentos se recopilan aquí. Estos escritos son respuestas que el autor ha dado en sus didácticas charlas a preguntas que le han hecho sobre la historia de la diplomacia colombiana, de la que él hizo parte. También se incluyen respuestas que el autor ha dado a preguntas sobre: su vida personal, la historia colombiana y la internacional y la geopolítica global. "Soy de un pueblo que no aparece en el mapa..." El autor nació en los campos del antiguo Magdalena Grande, en el seno de una familia campesina, y él solo se abrió camino en la vida llegando a ocupar los más altos cargos de la diplomacia en Colombia. Se codeó con pontífices, emperadores, reinas y presidentes; siempre dejando en alto el nombre de su amada patria.