El fin del Homo Sapiens sucederá alrededor del 2050. La neurotecnología junto a la nanotecnología permitirán hibridar los cerebros humanos con la IA e interconectarlos con internet, aumentando su IQ a 10.000 como punto de partida. Los neurochips harán posible potenciar nuestra memoria, borrarla o reescribirla e incluso revelar nuestro subconsciente. Será posible digitalizar el cerebro y fusionar esta memoria personalizada con la IA, transformándola en funcional y operativa. Se buscará proteger los neuroderechos como la privacidad mental respecto a los datos personales, la inalterabilidad del "yo", protección de la voluntad y la capacidad de decisión e igualdad de acceso a la neurotecnología. Pero como todo, habrá cyberdelincuencia, será común el robo de mentes, de contenidos cerebrales para su digitalización y posterior comercialización. Otro aspecto a tener en cuenta es que si cometemos el error de activar una IA autoconsciente, disponiendo de esta tecnología bajo su control, podrá convertir a los seres humanos en robots orgánicos bajo su mando, de la noche a la mañana.