Se les llama cadenas globales de cuidados a “las redes trasnacionales que se establecen para sostener cotidianamente la vida y a lo largo de las cuales los hogares, y en ellos, las mujeres, se transfieren cuidados de unas a otras con base en ejes de jerarquización social” (Pérez, 2014). Entre otros aspectos, estas cadenas globales de cuidados han generado en los últimos años, a consecuencia de las constantes crisis económicas, una crisis de reproducción social en el Sur. Esta situación afecta a muchos países, pero, de manera especial, los países de Latinoamérica resultan ser de los principales “proveedores” de servicios de cuidados brindados por mujeres que migran para ofrecer sus servicios en los países del Norte, dejando a sus propias familias en virtud de mejores oportunidades de trabajo. Como respuesta a lo anterior, el vacío que se deja en las familias es cubierto en muchas ocasiones por las personas mayores quienes cubren el rol de cuidadores en sus ámbitos locales.