El derecho penal debe dar respuesta al problema del delito, sin olvidar las consecuencias de éste sobre las personas, víctimas que esperan olvidar cuanto antes tan negativa experiencia. Es preciso que todos contribuyamos a la justa compensación que merecen. Nadie está libre de este problema. El autor tiene a menudo contacto con víctimas de delitos, con motivo de su profesión, y observa con esperanza una mayor sensibilización social ante este problema.