El deterioro en el poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos a lo largo de los últimos treinta años nos obliga a reflexionar en los procesos que han surgido en torno a sus organizaciones políticas y gremiales. En la actualidad la representación de los trabajadores mexicanos se encuentra concentrada en grandes centrales sindicales, las cuales se han caracterizado por su imagen rígida, cupular y aparentemente inamovible. El replanteamiento de los modelos de organización sindical y laboral, tienen en cuenta que el marco jurídico que les da legalidad ha sido cooptado por los intereses conservadores y de élite que restringen y condicionan a modo los registros, haciendo uso de instrumentos que han sido cuestionados y condenados internacionalmente, como la llamada “toma de nota”. El planteamiento de nuevos modelos de organización que superen los distintos obstáculos, pasa por una discusión frontal no sólo con los espacios sindicales que en la actualidad están aliados con el régimen político y económico mexicano, sino también con aquellos que se muestran como “alternativas” al estatus sindical, y en los hechos reproducen las mismas prácticas.