La razón de ser de la medicina es el paciente, pero desafortunadamente éste “se convierte en un número más, un diagnóstico más y en una enfermedad más; por lo que triste es la realidad del ser humano, que acude en busca de cálida ayuda humana y encuentra un grupo frió científico que hace un diagnóstico y formula un tratamiento a un desconocido ente biológico”. La comunicación constituye un componente clave en la relación con el paciente. Sin comunicación es imposible expresarle al enfermo nuestra intención de ayudarle ni el tipo de cuidados que le vamos a ofrecer. Establecer una efectiva relación terapéutica con el usuario, contribuye a la disminución del tiempo de recuperación, pues disminuye la ansiedad, mejora sus habilidades de auto curas y consigue una mayor adherencia al tratamiento. Todos los pacientes son distintos, hay unos que se angustian demasiado por su enfermedad y otros que por el contrario no se preocupan, es decir, unos con grandes temores y otros tranquilos; unos habladores y otros callados; unos impertinentes, otros sordos, otros que no recuerdan nada. Todos son nuestros pacientes. Todos merecen nuestro respeto.